Cuando los fundadores de Krume Bäcker nos contaron su idea de abrir la primera panadería tradicional austriaca de Centroamérica en Panamá, iniciamos una investigación para entender los beneficios de su producto: panes de masa madre, y cómo éstos mejoran la calidad de vida de las personas y de las comunidades involucradas a lo largo de su cadena de valor.
Nos concentramos en entender sus retos, oportunidades, metas y las barreras posibles de las personas, como por ejemplo: “no sé qué es pan de masa madre” o “la gente está acostumbrada a comer pan de molde o pan con procesos industrializados”. Parte del proceso consistió en viajar a conocer otras panaderías del mundo, viendo de primera mano y compartiendo con distintos panaderos sobre sus modelos de negocio hasta armar el “mix ideal”.
Creamos un modelo de negocio con dos unidades: una de wholesale para restaurantes (B2B) y otra para los comensales (B2C), dentro de la cual existen dos categorías “pan para llevar” y “bistro/café”. Teniendo muy claro este esquema planteamos una estrategia de marca que tiene como columna vertebral el propósito del negocio y los agentes que ayudan a validarlo.
Buscamos desarrollar una marca que fuera un estilo de vida, más que una panadería, ya que involucra una filosofía y una forma de pensar además del producto percé. De esta manera la construimos de adentro hacia afuera, basados en su propósito de presentar una propuesta gastronómica saludable, orgánica, honesta, sin pesticidas, ni conservantes.
Trazamos los objetivos a corto, mediano y largo plazo tomando en cuenta las expectativas de crecimiento, las cuales proyectamos hacia fuera de Panamá, ya que entendimos que al tratarse de un estilo de vida Krume Bäcker puede llegar a ser, por ejemplo, una marca de chocolate, vino o café, libros de cocina o una serie de Netflix. Lo importante es que todo responda a una línea fiel a la escala de valores planteada; y en este sentido, la responsabilidad social es vital para devolver a la comunidad, sobre todo a los niños que son el futuro del país y del mundo. Por eso se unieron a la causa de las Aldeas Infantiles SOS aportando a sus programas sociales y donando pan a sus comedores infantiles.
Para incursionar en el plano presencial desarrollamos una estrategia de comunicación basada en el conocimiento de quiénes son los buyer persona de Krume Bäcker y de su ADN de marca. De esta forma se diseñó el ambiente del local, su arquitectura, la selección del playlist, paleta de colores, texturas, uniformes, bolsas, etc. Combinando el conocimiento adquirido con el timing optamos por una implementación escalonada a medida que el gobierno levantaba el confinamiento y las personas perdían el miedo a salir de sus casas. También accionamos los canales digitales a través de contenido educativo: el origen del producto, temas nutricionales, la filosofía de Krume Bäcker, el medio ambiente y los procesos artesanales. Convencidos de que las historias que aportan se deben compartir también realizamos un documental sobre los orígenes de la fundadora de Krume en Austria y su “journey” de vida hasta llegar a Panamá.